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El Mundo de los Valores

PROPÓSITOS PARA UN MEJOR AÑO ESCOLAR

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Al comenzar el año escolar muchos padres hacemos toda serie de recomendaciones a nuestros hijos para que les ayuden a tener un año académicamente exitoso y sin mayores contratiempos. «Este año harás las tareas a tiempo”, “marcarás todos los libros para que no se te pierdan”, “cuidarás tus uniformes”, “llegarás puntual», etc.

Algunas veces reforzamos estas sugerencias ofreciéndoles premios al terminar el año si cumplen con nuestras expectativas.

Aunque las circunstancias en que se da inicio a éste nuevo calendario académico nos obligan a desarrollar seguramente la mayos parte de la formación académica de manera virtual, debemos también adaptarnos a los nuevos modelos de enseñanza y aprendizaje; sin embargo debemos ser conscientes del deber que nos obliga a cultivar y afianzar de manera más estricta, honesta y responsable los principios fundamentales que deben enmarcar tanto nuestro quehacer como padres de familia en el compromiso de la educación de nuestros hijos, así como el desempeño y compromiso de los niños y jóvenes para logras sus objetivos académicos; ya sea que reciban sus clases de manera virtual o que asistan a las aulas de clase.

Más efectivo que sugerirle a los hijos los planes que deben hacer al comenzar el año escolar, es que los padres tengamos algunos propósitos, que si se llevan a cabo, seguramente contribuirán no sólo al éxito académico de los menores sino a la paz y tranquilidad del hogar. Estos podrían ser, por ejemplo:

Me concentraré en enseñar a mi hijo a que sea respetuoso, honesto y responsable, y dejaré que la profesora se ocupe de enseñarles lectura, escritura, ciencias y matemáticas.
Recordaré que si trato de evitar que mi hijo tenga problemas en el colegio por su incumplimiento u olvido de los deberes académicos, lo único que logro es que aprenda a eludir su responsabilidad ante a los mismos.
No llevaré al colegio tareas, libros, trabajos o viandas olvidadas en casa, aunque mi hijo me llame suplicando que lo haga. O no «justificaré» en casa (si la educación es virtual) las faltas de mi hijo (a) con sus deberes como estudiante.
No compraré nuevos libros, útiles o uniformes que mi hijo pierda o dañe por descuido, y le haré pagar con sus ahorros la reposición de los mismos, de ese modo le enseñaré a valorar los bienes que se disponen para su formación y bienestar.
Inscribiré a mi hijo en una sola actividad después del colegio (deportes, música, artes etc.) a lo máximo, y sólo si él o ella lo desea y va bien en sus estudios.
No esperaré que mi hijo se destaque en todo. Aceptaré sus debilidades tanto como sus fortalezas, recordando que entre más aceptado por mi se sienta mejor será su capacidad para enfrentar sus fallas y superar sus fracasos.
Inculcaré a mi hijo que lo importante no es ser mejor que los demás sino hacer todo dando lo mejor de sí mismo, cualquiera que sea el desempeño de sus compañeros.
No justificaré ni disculparé a mi hijo cuando no entregue una tarea a tiempo sin causa muy justificada, así por mi falta de intervención o compasión le vaya mal en una materia o pueda ganarse una sanción severa.
No seguiré creyendo que cualquier problema, debilidad o falla de mis hijos es culpa mía o reflejo de mis propios defectos como persona. Recordaré que son ellos quienes deben decidir si aprovechan las oportunidades que se les presentan, sabiendo que muchos niños salen adelante aún en situaciones más adversas que las que ellos puedan estar enfrentando.
Sólo permitiré que mi hijo o hija vea televisión o se entretenga con videojuegos por un tiempo muy limitado al día, durante los días de la semana, para que tenga tiempo suficiente para estudiar, jugar y descansar.
Señalaré el esfuerzo y aplaudiré el progreso de mi hijo en los estudios y no me concentraré tan sólo en los resultados o calificaciones. Primero los felicitaré por sus buenas notas y luego discutiremos las medidas aconsejables para mejorar las deficientes.
Asistiré (aún si es de manera virtual) a las reuniones de padres de familia y ayudaré generosamente con el colegio en todas las actividades que desarrolle para beneficio de sus alumnos.
Colaboraré con los profesores y procuraré que mis hijos los respeten, pero no asumiré sus funciones ni me convertiré en el substituto del profesor en mi casa.

Por: Marynela Florido y Ángela Marulanda.

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