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El Mundo de los Valores

ASÍ ES EL VERDADERO ESPÍRITU NAVIDEÑO

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Llegó el mes de diciembre, mes de la Navidad, bienvenido el mes de la alegría, de la paz espiritual, cuando nos debe contagiar el amor y la alegría propia de la Navidad, de bienestar espiritual, de brindar por la paz y la prosperidad de todo el país. En nombre de Dios nos vaya bien a todos, nos enseñe el camino del amor, la unión y la prosperidad, cambie nuestras mentalidades para bien y de manera positiva, que seamos iluminados a la hora de tomar una decisión, que se respeten las ideas y la creatividad, que cada quien tome sus propias decisiones procurando el bien propio y de los demás, que regrese la confianza, el ánimo, la autoestima, el deseo de trabajar, que cese la confrontación y reviva la fe, la fortaleza, la convivencia.

Navidad: Fiesta tradicional compartida por la mayoría de los habitantes de la tierra, se celebra con regalos, reuniones y comidas familiares. Pero… ¿está en sus corazones el espíritu navideño?

Por esta época los niños y también los mayores  dirigen muchísimas cartas. En la mayoría de ellas se enumeran los regalos que cada uno quiere recibir en esas fechas. En cambio muy pocas o casi ninguna recuerda el verdadero espíritu de la Navidad.

El Nacimiento del Niño Dios para redimir al mundo, y la obra de San Nicolás de ayudar a los niños pobres, fueron el origen de los obsequios que se reciben en la Nochebuena.

¿Cuál es el verdadero significado de esos regalos? ¿Hemos ayudado al prójimo? ¿Hemos donado algo nuestro, realizado un pequeño sacrificio para dar una alegría a los que menos tienen? ¿Nos hemos puesto a reflexionar que en medio de tantos problemas de la vida actual, siempre hay muchos que tienen muy poco, mucho menos que nosotros? ¿Hemos recordado a los niños que yacen enfermos en hospitales y que quizás nunca tuvieron un juguete o una golosina navideña?

Aún estás a tiempo de ayudar a los demás, pues en cualquier fecha podemos revivir el espíritu de la navidad, el sentido de solidaridad hacia los demás.

Abre tu corazón a quien necesita tu ayuda; y no esperes a que te la pida para ofrecerla.

Haz un sacrificio para compartir con otros tus cosas, y notarás que, aunque no te traigan el regalo anhelado en Navidad, te sentirás satisfecho, con el corazón repleto de gozo, por haber realizado una obra de bien.

Jesús repartió los panes.

Reparte tú lo que puedas compartir.

Te deseamos felices fiestas.

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