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El Mundo de los Valores

CÓMO VENCER LA PEREZA

PEREZA

4 partes: Aclarar tu mente, Prepararte, Entrar en acción, Mantenerse motivado.

Llámalo pereza, flojera, ineptitud, ociosidad o como quieras, pero la idea de no hacer nada cuando es necesario a menudo se considera una señal de debilidad o holgazanería. A veces la pereza se presenta cuando no quieres enfrentar algo, como una tarea aburrida o una confrontación difícil con alguien. Otras veces, puede deberse a que te sientes abrumado y piensas que la labor necesita de un equipo completo en lugar de sólo una persona. Asimismo, también están esos momentos en los que simplemente no te quieres tomar la molestia de cumplir con una tarea. En cualquier caso, no es una “cualidad” deseable.

PARTE 1: ACLARAR TU MENTE

Averigua el verdadero problema: Cada vez que el monstruo de la pereza amenaza con invadir tu motivación, aléjate y haz una pequeña evaluación de lo que ocurre en verdad. La pereza generalmente es un síntoma y no el problema en sí. ¿Cuál es la causa de tu falta de motivación? ¿Estás cansado, agobiado, temeroso, herido o simplemente falto de inspiración y bloqueado? Lo más probable es que el problema sea más pequeño de lo que piensas y que puedas superarlo más fácilmente de lo que crees.

Cualquiera que sea el problema que te retiene, haz tu mejor esfuerzo para descubrirlo. En la mayoría de casos, será un problema o detalle específico. Encontrar la causa es la única forma en la que realmente puedes abordarlo. Una vez que lo hagas, podrás lidiar con él eficazmente.

Concéntrate en el problema real: Ahora que sabes la causa de tu pereza, comienza a enfocarte en ella. Puede que la solución tome más tiempo de lo esperado, pero será permanente. Considera los siguientes puntos:

Si estás cansado, comienza a dedicar algo de tiempo a relajarte. Todos necesitan tener un descanso. Si tu agenda no te lo permite, quizás debas hacer algunos sacrificios. Pero el resultado final será mucho mejor.

Si te sientes agobiado, da un paso atrás. ¿De qué manera puedes simplificar todo lo que tienes que hacer?, ¿puedes dividirlo en secciones y hacerlo más pequeño?, ¿puedes hacer una lista de tus prioridades y encargarte de ellas una a la vez?

Si tienes miedo ¿a qué le temes? Obviamente esto es algo que te gustaría hacer. ¿Temes alcanzar todo tu potencial?, ¿o de finalmente lograr tus objetivos y sentirte infeliz? ¿De qué manera puedes entender que tu miedo es irracional?

Si estás sufriendo, quizás la única respuesta sea tiempo. La pena, la tristeza y todos las emociones negativas no se irán a voluntad. Nuestras heridas necesitan tiempo para sanar. El presionarte menos para dejar de sufrir podría ser el catalizador que te ayude a encontrar el cambio que buscas.

Si te falta inspiración, ¿qué puedes cambiar en tu rutina?, ¿puedes exponerte a un ambiente distinto o se trata de un demonio mental que debes conquistar?, ¿cómo puedes mejorar tu vida cotidiana? Piensa en función de tus sentidos: la música, la comida, la vista, los sonidos, etc.

Organízate: Estar rodeado de desorden (aun cuando sólo sea visual) puede afectar enormemente a nuestras habilidades motivacionales. Si te es posible mejorar tu vida con un poco de organización, hazlo. Ya sea tu escritorio, tu auto, tu casa entera o tu rutina, limpia todo.

En nuestro subconsciente suceden muchas cosas que no notamos. Ya sea una desagradable gama de colores, una cantidad de luz inapropiada o la falta de equilibrio en alguna manera o forma, en algún lugar de nuestra mente estamos conscientes de ello. Deshazte de ese pequeño pero disuasivo freno organizándote mejor.

Vigila tu diálogo interno: A veces, los comportamientos provocan pensamientos y, a veces, los pensamientos provocan un comportamiento. Toma tus precauciones y deshazte de ese diálogo interno negativo. Pensar “Dios, soy tan perezoso. No sirvo para nada” no te llevará a ningún lado. Así que deja de hacerlo. Sólo tú tienes el control de tus pensamientos.

Cada vez que pienses que no te estás desempeñando lo suficientemente bien, dale la vuelta a ese pensamiento negativo y conviértelo en uno positivo. “Fue una mañana lenta, pero ahora es momento de recargar energías. En la tarde, ¡me pondré a trabajar!”. Te sorprenderás al saber que la explosión de positivismo mental podría realmente cambiar tu perspectiva.

Pon en práctica la consciencia plena: Muchos de nosotros no nos damos un tiempo para detenernos y oler las rosas. Comemos ansiosamente una gran comida sólo para llegar al postre, al vino o a la cama con un estómago completamente lleno. Siempre pensamos en la siguiente gran cosa que haremos en lugar de vivir ese maravilloso momento que es el presente. Cuando comencemos a vivir el momento, querremos aprovecharlo.

La próxima vez que pienses en el pasado o en el futuro, regresa al presente. Ya sea el ambiente a tu alrededor, la comida en tu tenedor o la música en tus oídos, deja que te muestre lo genial que es caminar sobre la Tierra y vivir. A veces, detenerse o aminorar nuestro paso puede darnos la energía para aprovechar lo que tenemos a nuestra disposición.

Piensa en los beneficios: Muy bien, ya estás enfocado en el presente. Ahora concentrémonos en un mejor presente. ¿Qué pasaría si aprovecharas este preciso momento?, ¿qué pasaría si en lugar de desperdiciar la mañana echado en tu cama te levantaras e hicieras yoga, terminaras tu trabajo o te prepararas un buen desayuno?, ¿qué pasaría si lo hicieses prácticamente a diario durante los próximos seis meses?

Sería maravilloso en verdad. Permite que esas ideas positivas controlen tu línea de pensamiento y asegúrate de darte cuenta de que una vez que comiences y desarrolles la costumbre, todo será mucho más sencillo.

PARTE 2: PREPARARTE

Sal de la cama. Investigaciones afirman que el no levantarse apenas suena el despertador es malo para nosotros.[1] Quizás pienses que quedarte ahí y disfrutar de la calidez de las sábanas te permitirá tener más energía después, pero sucede lo contrario. Te sentirás más cansado a lo largo del día. En lugar de eso, ¡sal de la cama! Tu mente seguirá las señales que le da tu cuerpo. Si sales de la cama, debes estar listo y con ansias de empezar el día.

Literalmente, salta en tu cama si tienes las energías para hacerlo. Eso permite que tu sangre circule. Quizás sea lo último que quisieras hacer, pero si puedes lograrlo por tu cuenta, te sentirás más que vivo después.

Establece algunas metas alcanzables. Al establecerte algunas metas dignas y más aún, alcanzables, tienes algo que esperar con ansias. Elige las metas que te inspiren realmente y que abarquen la mayoría de tus talentos y habilidades. Haz una lista con tareas grandes y pequeñas, y prioriza cada una de ellas en función del tiempo requerido y su importancia.

Podría ser útil mantener un diario personal para cada día en que lleves a cabo tus actividades, con un registro exacto de lo que puede haberte ayudado o entorpecido en el logro de tus objetivos como parte de tu logística práctica para tu desarrollo personal.

Considera la posibilidad de crear un mural en el que publiques todos tus objetivos y sueños. Sé creativo y emplea imágenes, artículos de revista, etc. Puedes usar este mural para planear todos tus sueños. Cada día, al despertar, míralo y céntrate en el punto en el que quieres estar. Hacerlo te brindará un inicio del día lleno de inspiración y te impulsará a cumplir tus sueños.

No todos encuentran inspirador el método del mural pero hay otras maneras, como por ejemplo los mapas mentales, los diarios, el crear una visión y contársela a otros, el publicar compromisos en línea, etc.

Haz una lista de deseos, metas y motivaciones que quieras lograr. Márcalos a medida que los cumplas. El mantener tus objetivos en mente requiere que te concentres realmente en ellos y una lista puede mantenerte con energía mientras los cumples. Coloca copias en todas partes: una en el refrigerador, en la mesa de noche, en tu computadora, en el espejo de tu baño, incluso en la puerta de tu dormitorio. Simplemente colócalas donde puedas verlas con mayor frecuencia.

Cuando comiences a acumular objetivos cumplidos, no querrás parar. Literalmente verás en lo que has estado trabajando y de lo que eres capaz, y ese impulso se sentirá tan bien que tendrás que seguir adelante. Te decepcionarías y sentirías peor si no lo hicieses.

Reconsidera periódicamente la importancia y el valor de un problema o una meta. Una vez que hayas fijado un objetivo o afrontado un problema, no lo conseguirás milagrosamente sin poner esfuerzo de tu parte. Asimismo, parte del éxito detrás de tener una meta o encontrar una solución a un problema depende de recordarte a ti mismo su importancia. Si pierdes la vista de tu objetivo o de la solución al problema, será fácil dejarse llevar por las distracciones y callejones sin salida que hacen que continuar parezca demasiado difícil, permitiendo que la pereza surja. El reevaluar periódicamente la importancia y el valor del problema u objetivo te ayudará a mantenerte concentrado y revitalizado. Entre las cosas que puedes preguntarte están:

¿Es algo que realmente puedo permitirme ignorar o dejar sin resolver por más tiempo?

¿Es algo que puedo mejorar con la ayuda o las experiencias de alguien más?

¿Estoy usando el método adecuado para resolver este problema o lograr este objetivo? (A veces, es hora de aplicar un nuevo enfoque que seguir usando el mismo).

¿Soy demasiado perfeccionista con mis expectativas? El perfeccionismo puede conducir a la procrastinación (postergación o posposición), lo que puede llevar a que no se haga nada, ya que nada es lo suficientemente bueno. ¿El resultado final? La pereza surge debido a que “todo es demasiado difícil”. Evita caer en este círculo vicioso haciendo siempre tu mejor esfuerzo en lugar de concentrarte sólo en la perfección.

Repítete a ti mismo que eres capaz de hacer las cosas. La acción modifica todo. En un momento estás parado y congelado; en el siguiente no das tu brazo a torcer y estás cambiando las cosas simplemente porque te lo propusiste, decidiste algo o tomaste el riesgo. No te defines por lo que ocurrió en el pasado, siempre estás preparado para reinventarte y propiciar el cambio. Simplemente debes pensar y creer en ello.

Si te sientes estancado, intenta saltar, realizar la tarea y decirte a ti mismo “A pesar de esa vieja costumbre de quedarme petrificado, estoy aquí ahora y ¡soy productivo!”. Habla siempre en tiempo presente; ningún tiempo condicional, futuro o pasado debe formar parte de lo que digas. De igual manera, jamás emplees el enunciado si tan sólo; eso es sólo para personas que en verdad no quieren superarse.

Realiza un oficio (distinto al que generalmente debes hacer). Digamos que estás sentado en tu sofá, mirando tu computadora y a todas esas hojas de cálculo que quisieras que se crearan por sí solas en ese momento. Déjalo. En lugar de eso, haz algo pequeño, como planchar la ropa. Sacarás la plancha, la tabla para planchar, tus camisas y cinco minutos más tarde pensarás “¿Por qué estoy perdiendo el tiempo planchando mi ropa?” Dejarás la plancha a un lado, estarás un poco más despierto y comenzarás con lo que en realidad quieres hacer.

¿Y la otra ventaja? Tendrás una camisa planchada.

Obviamente, no es necesario que sea planchar. Incluso podría ser tomar una ducha. A veces, el simple hecho de levantarse y hacer algo es el obstáculo más difícil. Cuando algo es pequeño, nos allana el camino, haciendo que todo sea más fácil.

Ejercítate. Las ventajas de los ejercicios son verdaderamente incontables, pero una de las principales es sentirse con más energía todo el tiempo. [2] Permite que tu sangre fluya, aumenta tu metabolismo y mantiene tu cuerpo en un estado energizado que dura prácticamente todo el día. Si ejercitarte en la mañana es un problema para ti, hazlo al menos por 15 minutos. Te sentirás más animado el resto de la tarde.

¿Mencionamos que también representa una enorme parte de estar saludable? Cuando estamos sanos, nos sentimos mejor en general. Si actualmente no te ejercitas (particularmente ejercicios aeróbicos, y anaeróbicos también), haz un esfuerzo para introducirlo en tu rutina. Tu objetivo debe ser ejercitarte alrededor de 150 minutos a la semana, pero sea cual sea el tiempo que puedas hacer, hazlo.[3]

A la par con el ejercicio, también debes comer sano. La comida chatarra no le da a tu cuerpo los nutrientes que necesita para estar activo. Un cuerpo que carece de energía fácilmente puede sentirse desganado y apático, así que si te preocupa tu consumo de nutrientes o tus niveles de energía, sería una buena idea visitar a un médico.

Vístete para la ocasión. A veces, carecemos de motivación en la vida. Sólo la vida. Solemos confiarnos en nuestro trabajo, en nuestra situación de vida, en nuestras relaciones y de cierto modo nos enconamos en nuestro propio pequeño mundo, sabiendo que debemos esforzarnos para desarrollarnos. ¿Y cuál es la forma más fácil de empezar por ese camino el cambio? Vestir de otra manera.

Sin importar si eres el chico que reparte las pizzas deseando trabajar en la Bolsa de Valores o alguien que se la pasa todo el día tirado en su sofá queriendo correr una maratón, cambiar tu vestimenta puede cambiar también tu comportamiento. Si no lo crees, considéralo de esta manera: ¿cómo le hablarías a un chico en traje? Después de un tiempo, ese chico comienza a vivir en un mundo que se dirige a él como lo haría a un chico en traje. Así que, ponte tus pantalones para correr. A la larga, terminarás preguntándote por qué no sales a correr.

PARTE 3: ENTRAR EN ACCIÓN

Comienza. Todo comienza en alguna parte, incluso si se trata de retirar las grapas de una hoja de papel que tienes que leer o de limpiar el parabrisas de tu auto para poder conducir. El superar la inercia inicial natural en la mayoría de seres humanos que se enfrentan a situaciones o tareas difíciles aliviará inmediatamente el dolor de evitarlas. También hará hincapié en la manera de seguir abordando el problema con mayor profundidad. El solucionar los problemas poco a poco creará un impulso y acumularás la confianza necesaria para seguir motivado y para que las cosas te parezcan menos intimidantes.

Esperar que la vida sea fácil es algo poco realista. Generalmente la vida es difícil y, a veces, lo es mucho. Sin embargo, también es maravillosa, sorprendente, emocionante y llena de esperanza. Al ser perezoso te excluyes de las posibilidades que te brinda la vida y esa es una actitud autodestructiva. Al mejorar tu propia actitud con respecto a las incomodidades de la vida cotidiana y al aprender a tolerar las cosas que te afectan, tu adaptabilidad aumenta y te volverás una persona más productiva. Cuando algo se vea gigantesco, difícil e indeseable, aborda inmediatamente ese problema. No discutas por ello, no inventes excusas ni pelees, sólo involúcrate completamente dando pequeños pasos.

Tómate tu tiempo. Es importante dividir tu trabajo en pequeños pasos. Mientras más pequeños sean, más accesibles y factibles se verán. Cuando busques activamente una forma de hacer una tarea o de alcanzar una meta que implique un sentido de control y adopte un enfoque relajado, te sentirás capaz en lugar de amenazado. A menudo, la pereza consiste en sentirte agobiado por todo y renunciar debido a que el obstáculo mental frente a ti parece demasiado grande. La respuesta es confiar en el poder de las pequeñas cosas.

Esto no significa que no puedas cambiar entre tareas (sin duda puedes hacerlo), además, la variedad es el ingrediente que ayuda a mantener el interés. Lo que esto significa es que cada pequeña tarea debe hacerse por separado, con pequeños descansos entre cada una en lugar de holgazanear aquí y allá al mismo tiempo. Además, al pasar de una tarea a otra, coloca puntos de referencia, de esa manera será fácil reanudar dicha tarea después de tomar un descanso.

A menudo, se dice que aquellos que se quejan de no tener tiempo lo malgastan en formas inútiles, como al hacer múltiples cosas a la vez. El cerebro humano funciona de manera ineficiente cuando se le presiona continuamente a hacer varias cosas en plazos muy ajustados. En otras palabras, el hacer varias cosas a la vez reduce nuestra eficacia. Libérate haciendo las cosas importantes en orden y sin sentir culpa alguna.

Date palabras de ánimo. Eres tu propio entrenador, tu propia fuente de inspiración. Puedes pasar directamente a la acción diciéndote cosas inspiradoras y afirmando tus acciones. Di cosas como “quiero hacer esto; ¡lo estoy haciendo ahora!” y “puedo tomar un descanso cuando termine y ese descanso será bien merecido por completar esta tarea”. Di cosas como estas en voz alta si es necesario. Te sentirás motivado al darle voz a tus acciones.

Recitar periódicamente un mantra que te fortalezca a lo largo del día puede ser de mucha ayuda; como por ejemplo, “puedo hacer esto, lo sé”. También puedes visualizar determinadas actividades como si ya las hubieras completado y anticipar la sensación de logro que experimentarás al terminarlas.

Pide ayuda cuando la necesites. Muchas personas siempre cargan un miedo injustificado que les dice que es malo pedir ayuda a otras personas. Ya sea que se haya desarrollado como resultado de un desagradable encuentro previo, una experiencia educativa agobiante o un lugar de trabajo altamente competitivo, esta es una actitud poco sana para la vida. Somos seres sociales y parte de nuestra existencia consiste en compartir y ayudar a otros. Pasar de “yo a nosotros” requiere un poco de práctica, pero es una parte importante de crecer y dejar de intentar hacer todo nosotros mismos.

A veces tener a otra persona que nos haga responsables es el estímulo que necesitamos para actuar. Si tienes problemas para perder peso, ¡consigue un compañero de entrenamiento! Esa otra persona ejerce una presión sobre nosotros que nosotros mismos no somos capaces de ejercer (de forma positiva).

Asegúrate de rodearte de personas que te apoyen y te estimulen. Si lo único que conocemos son relaciones desgastantes, es fácil ver por qué la pereza es un problema. Halla tu propio círculo de amigos que te haga sentir bien y utilízalos como una guía.

Sé honesto contigo mismo. Mantente alejado del sofá hasta que estés listo para tomar un descanso. Incluso si te sientas, establece un tiempo en el que debas regresar a tus labores u otras actividades como leer un libro de texto, poner una carga de ropa en la lavadora, escribirle a un amigo, etc. La autodisciplina implica hacer lo que debes hacer, cuando debas hacerlo, sin importar si tienes ganas o no. No importa qué tan pronto comiences con tu entrenamiento, esta sigue siendo la lección más difícil de aprender. Mantén un equilibrio sano entre ser tolerante y estricto contigo mismo, y prioriza el trabajo antes que el placer.

Las recompensas son más placenteras cuando tienes que esperar por ellas y cuando te las mereces. Sólo terminarás siendo duro contigo mismo si te pones a ver la televisión durante dos horas luego de 10 minutos de trabajo. Resiste, a la larga te sentirás mejor.

Halágate a ti mismo a cada paso que des. Antes de que te sumerjas en la posible arrogancia, recuerda que esto no es un festival de vanidad. Esto se trata de mantener tu motivación. Siempre que termines un paso, alcances una pequeña meta o termines un proyecto, encuentra la forma de animarte a ti mismo. Completar una tarea o hacer un esfuerzo se sentirá notablemente bien cada vez que lo hagas.

Celebra tu logro diciéndote a ti mismo que lo has hecho bien. Di algo como: “¡Bien hecho! Todo va sobre ruedas; sigue así y lo lograrás”. Dado que los grandes éxitos están compuestos de muchos éxitos pequeños y sucesivos (cada pequeño logro es heroico), reconoce tu diligencia como corresponde.

PARTE 4: MANTENERSE MOTIVADO

Aprende a recompensarte por las pequeñas cosas que completes o intentes. Las recompensas ocasionales hacen más atractivas las tareas y te ayudan a mantenerte en el buen camino. Si logras hacer algo que no hiciste el día anterior o a lo que le tenías mucho miedo, ¡te mereces una buena recompensa! Al premiarte luego de dar pequeños pasos en un camino que te lleva hacia una meta más grande, desarrollas un refuerzo automático que te indica que estás haciendo lo correcto. Procura que la mayoría de las recompensas sean simples pero efectivas, como por ejemplo, tener descansos más prolongados, ver una película, comprarte un dulce con muchas calorías (¡sólo de vez en cuando!) o cosas similares. Reserva las recompensas más grandes para cuando logres tu objetivo mayor. Al emplear el método de las autorrecompensas entrenarás a tu mente a que busque activamente algo que hacer para conseguirla.

Los descansos son recompensas y necesidades. No confundas la pereza con la necesidad de tomar descansos cortos con regularidad para restaurar la creatividad y frescura.

Evidentemente, la otra cara de las recompensas es el castigo. Las personas reaccionan mejor a los refuerzos positivos y es mejor aferrarse a las recompensas. Castigarte por no lograr tus objetivos simplemente producirá un efecto indeseado confirmando tus peores creencias acerca de que eres perezoso y un bueno para nada. Es un ejercicio inútil, si es que alguna vez fue uno.

Anota tus metas semanalmente. Tener una lista de metas semanales te ayudarán a mantenerte concentrado y motivado. Conforme avanzas, es inevitable que tus metas cambien. Asimismo, señalarás las formas más efectivas de alcanzarlas. A medida que tus metas cambien, también debe hacerlo tu lista.

Publica la lista en todas partes. Trata de colocar tu lista en tu pantalla de bloqueo de tu dispositivo o teléfono celular. Para hacerlo, simplemente escríbela en tus notas, toma una foto y colócala en tu fondo de pantalla. Establece metas diarias, mensuales e incluso anuales para seguir viéndolas todo el tiempo de forma distinta.

Date cuenta de que la vida se trata equilibrar los costos y beneficios. Para disfrutar de algún beneficio, generalmente existe un precio que se debe pagar. Generalmente, el costo es emocional, a menudo físico y a veces mental. Frecuentemente ese dolor implica un sentimiento de exclusión o abandono mientras pensamos que otros no parecen tolerar los mismos desafíos (generalmente tienen los suyos propios aunque no los veas). Y ese dolor puede hacer que quieras evitar los riesgos, que te distraigas y que busques seguridad en tu zona de confort. Para salir de ella, necesitarás enfrentar el dolor antes de que puedas alcanzar tus metas.

Evalúa si un potencial beneficio vale el precio que pagarás. Si vale la pena (y la mayoría de veces será así), aprovecha tu madurez en constante desarrollo para generar el valor, la resistencia y la disciplina necesaria que te dé la fortaleza para lograr resultados fenomenales. Nadie consigue nada sin esfuerzo y sufrimiento.

El trabajo vale la pena. La mayoría de expertos, profesionales y genios admitirán de inmediato que la mayor parte de sus logros consisten en un 99% de esfuerzo y un 1% de talento. El talento indisciplinado no lleva a muchos al éxito. La excelencia académica, la independencia financiera, los deportes, las artes escénicas y las relaciones requieren atención y esfuerzo firmes y consistentes que nos pongan a prueba tanto emocional como físicamente, incluso al mejor de nosotros.

No serás un gran empresario, un gran corredor, un gran cocinero o incluso bueno en tu trabajo de la noche a la mañana. Fracasarás una y otra vez. Es completamente normal y es bueno. Significa que sigues adelante.

Mantente en el buen camino. Habrán momentos en los que las cosas se pongan difíciles y aún después de la recompensa es posible que no tengas muchas ganas de volver a la tarea en cuestión. En esos momentos, deberás recurrir a tus reservas internas para recordarte la meta o la solución esperada a fin de mantenerte concentrado. Cuando te encuentres en ese estado (a menudo denominado “estado de flujo”), aprovecha al máximo ese sentimiento que te indica que todo va sobre ruedas y úsalo para pasar a la otra tarea o meta tan pronto como termines de recompensarte.

Mientras más tiempo retrases el reinicio de tus labores luego de terminar con una tarea o meta, más difícil te será comenzar de nuevo. Recuerda ese sentimiento de estar profundamente involucrado en hacer las cosas y lo bien que se siente lograr tus objetivos. Mientras más pronto reinicies con tus actividades, más seguro te sentirás y más rápido se restaurarán estos buenos sentimientos.

No te des por vencido. Una cosa es encontrar tu motivación y otra muy diferente mantenerla cuando las cosas se ponen difíciles, especialmente frente a los problemas inesperados. Ten en cuenta que las interrupciones ocurren, a menudo sin razón aparente y echarán por tierra todo tu esfuerzo. En lugar de permitir que los contratiempos te desmotiven, míralos por lo que son y evita que te desanimen. No estás solo y mantenerte concentrado en superar tus desafíos es una de las mejores formas de lidiar con tu problema y recuperarte.

Recuérdate lo mucho que quieres alcanzar tu meta o completar tu tarea, busca ayuda si la necesitas, evalúa lo que ya has logrado y evita darte por vencido. Manos a la obra.

CONSEJOS.

Rodéate de gente que te anime, ya sea a través de los medios de comunicación, de la tecnología o de otra manera. El amor el apoyo y el aliento de otras personas pueden aumentar tu fortaleza interna.

Bebe agua fría cuando sientas pereza. El agua estimula tu cerebro, incrementando el deseo de estar activo y de hacer cosas.

Cuando consideres si debes hacer algo o no, piensa: “haré lo que tenga que hacer para luego poder hacer lo que quiera”.

Trata de emplear la técnica 20/10. Esta consiste en 20 minutos de trabajo (limpiar, estudiar, lo que sea que tengas que hacer) seguidos de 10 minutos de descanso. La de 45/15 es igual, sólo que ya sabes, 45 minutos de trabajo y 15 de descanso. Comienza poco a poco, tal vez con 10/5 si es necesario.

Si no tienes que trabajar o salir de casa a primera hora en la mañana, programa tu alarma para despertarte a una hora aceptable, digamos a las 7 am. Báñate, vístete y luce presentable antes de salir de tu habitación. Siempre viste como si planearas salir de casa, quítate el pijama antes de salir de tu dormitorio. Haz tu cama para que no te veas tentado a volver a echarte o para que tu habitación no se vea desordenada.

Evita el azúcar y sobre todo los alimentos que contengan “jarabe de maíz de alto contenido de fructosa” o simplemente “jarabe de maíz”, ya que pueden hacer que tu cuerpo metabolice los azúcares en lugar de las grasas. Los azúcares artificiales (sin fibra) pueden darte un periodo corto de energía, pero luego la glucosa disminuye y te sentirás fatigado y hambriento. La mala comida puede causar comportamientos perezosos.

La meditación puede ayudar a reducir la pereza al mejorar tu nivel de alerta y tu consciencia del momento presente ya que le prestas atención a tu respiración, postura y a tus cinco sentidos, así como a tu capacidad para controlar y enfocar tus pensamientos, emociones y nivel de energía positiva.

Piensa en deshacerte de tu televisión. El sacrificio valdrá la pena, ya que, al hacerlo, tendrás mucho más tiempo extra a tu disposición para realizar toda una serie de cosas interesantes, además, dejarás de estar tentado a verla constantemente.

Cuando cambies de canal para ver el siguiente programa en lugar de terminar con un proyecto o tarea, piensa en esto: “¿es mi manera de conseguir gratificación instantánea o me siento renuente a volver a la “dolora experiencia” del trabajo?” Para superar la pereza o la postergación de planes, trabajos o proyectos, intenta superar estos sentimientos.

Oscar Avila, Quetquet, Rosy Guerra

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